cómo nacen los atmacuentos

Palabras del alma para el alma...

Érase una vez una niña que siguió el camino de los números teniendo el corazón lleno de letras. Creció y se perdió cuando decidió olvidarse de su niña interior. Siguió caminando y el camino la llevó muy lejos de casa, mas allá del mar, donde los ángeles la podían cuidar.

Un día escuchó el silencio y en el silencio se sumergió, hasta que escuchó una voz lejana que le era familiar. Su corazón dio un salto y corrió a buscar de dónde venía aquella voz... allí estaba, era ella, ¡la niña interior que había olvidado!

La abrazó con fuerza y le pidió perdón y le prometió que jamás la dejaría a un lado porque comprendió que la vida la había traído hasta allí para recuperarla. ¡Hacía mucho tiempo no se sentía tan feliz!

Con ella inició un nuevo viaje para recordar quién era y en esa búsqueda espiritual, su niña proporcionó alegría, color, comprensión y magia, ¡trayendo el amor y las letras de vuelta!

Y es así como esa niña mira la vida con ojos de amor y ve la belleza oculta en situaciones, personas y personajes, para luego, de la mano de la imaginación, jugar con las palabras hasta transformarlas en un Atmacuento
Y ahora fuera de cuentos...

LA INTENCIÓN DE LOS ATMACUENTOS

Estamos en un momento crucial como humanidad y toda herramienta que sea puesta al servicio de la luz es bienvenida. Así que esta aportación de los Atmacuentos, es en gratitud a tantas bendiciones recibidas desde el Cielo, con la intención de que en correspondencia y armonía con el cosmos, lleguen a quienes deban llegar, con amor profundo.

Los Atmacuentos hacen parte de Atmaviva, para traer un trozo del cielo a las vivencias del día a día, hablando desde el corazón, que es el lugar donde nacen, para llegar al niño interior en el corazón de quienes los lean y con el anhelo de que puedan aportar un poco de luz a sus vidas.
Kindori
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